Esta semana estuve conversando con un funcionario (C-Level) de una entidad financiera con gran presencia en los mercados de capitales sobre la disrupción en los mercados de capitales. Su posición era que las fintech no están entrando de manera agresiva a los mercados de capitales, pues se han concentrado en los ecosistemas de pagos, servicios a la banca personas y big data. No obstante, una mirada a las startups que están disrumpiendo en los mercados de capitales reflejan que la estrategia que están siguiendo es distinta a las primeras, pero sí están disrumpiendo los mercados de capitales y los van a redefinir en los próximos años.
Los mercados de capitales se caracterizan por tener pocos actores, ser bastante más regulados y requerir inversiones de capital mucho mayores que cualquier otro segmento fintech. Es por ello que las fintech que incursionan en ese mercado no buscan disrumpir los modelos de negocio establecidos, sino encontrar las ineficiencias del mercado y solucionarlas con las herramientas tecnológicas. En principio.
Los mercados de capitales enfrentan tres fuentes de desafíos en sus modelos de negocio: la regulación de mercados, que en la era pos-crisis financiera ha implementado mayores niveles de control para cada uno de los mercados; los requerimientos de capital de Basilea, que amenazan la estructura de costos de esos modelos; y el surgimiento de plataformas tecnológicas que ha traído automatización para muchas de las actividades de los intermediarios, facilitando la oferta de productos y servicios al mercado.
La apuesta de las fintech
Las fintech que se han volcado hacia los mercados de capitales han seguido principalmente una estrategia no de ruptura, sino de apalancamiento de la tecnología en la cadena de valor del mercado, para generar eficiencias y economías de escala al mercado. La estandarización y la operación electrónica les ha facilitado a las fintech el entendimiento del mercado y les ha permitido ofrecer soluciones basadas más en la eficiencia operativa que en la competencia. Los bancos habían traído la tecnología a las áreas de negocio (front), pero habían descuidado la innovación de operaciones (back) y riesgos (middle), allí las fintech han encontrado oportunidades para innovar.
Por su parte, los cambios regulatorios han buscado generar mayor transparencia en las operaciones, lo que genera un traslado de las operaciones del OTC a sistemas de negociación que por supuesto se desarrollan a través de plataformas que recogen esa formalización del negocio. Allí las fintech han sido también una alternativa para los mercados. La reconfiguración de los mercados de capitales con las normas de Dodd-Frank, EMIR y ahora MiFID II, ha estado acompañada del surgimiento de varias fintech alimentando cada uno de los pasos de esa reconfiguración; lo que por supuesto ha traído un incremento en los costos de transacción para el buy-side.
Pero la regulación también genera un efecto grande en el escalamiento para las fintech, puesto que el fraccionamiento regulatorio dificulta sus esfuerzos de crecimiento. Allí las fintech tienen el reto de convocar a las autoridades para que homogenicen la regulación facilitando el escalamiento. Un buen ejemplo de cómo avanzar de manera homogénea está en los mercados de derivados donde los reguladores han encontrado un camino homogéneo en la evolución regulatoria, miren por ejemplo lo que pasó con las normas y plazos sobre el variation margin.
La cooperación es, pues, uno de los drivers del crecimiento futuro de las fintech. No solo con las autoridades, sino entre las mismas fintech. Allí las autoridades tienen un rol gigante en la evolución del mercado. Las autoridades pueden facilitar o no ese desarrollo futuro invocando, pero sobre todo, escuchando a las fintech sobre la forma más eficiente de hacer las cosas. La regulación regional que pareciera una quimera, creo que se va a empezar a dar con más frecuencia en el futuro. La existencia de actores regionales hace que necesariamente deba darse una regulación homogénea en las jurisdicciones, por las mismas razones y de la misma forma como se está dando la supervisión regional. De lo contrario, los arbitrajes serán un ingrediente de competencia en los mercados hasta que haya una crisis que evidencie esa necesidad. El brexit es un caso de estudio perfecto de esa situación, si las autoridades no homogenizan las reglas, los actores van a explotar las ineficiencias generando mayores niveles de incertidumbre sobre el futuro. En Latinoamérica, lo que se está dado con el MILA es un buen ejemplo de ello, aunque nos falta aceleración.
El futuro
Creo que la gran apuesta de las fintech está en su capacidad de comprender los problemas y las necesidades de los mercados de capitales para proveer soluciones al respecto. El dilema estratégico es si desarrollan esas soluciones para facilitar las operaciones de los intermediarios actuales, o si con su nivel de comprensión se aventuran a disrumpir con modelos de negocio innovadores de manera directa al mercado. Es decir, aliados o competidores.
Como está evolucionando el mercado, pareciera que el futuro es de alianzas. Sin embargo, mi lectura es que eso es así al principio. Pero en el futuro las cosas pueden cambiar. La curva de aprendizaje es mucho más larga en los mercados de capitales que en otros segmentos de los mercados financieros, precisamente por la regulación. Pero llega un momento en que las fintech han acumulado un completo entendimiento de la cadena de valor y empiezan a desarrollar soluciones directamente para el buy-side eliminando a los intermediarios, y luego surgen los movimientos de consolidación entre las mismas fintech para ofrecer mayor valor. Y en ese punto, en el que o una fintech grande empiece a consolidar con adquisiciones diferentes elementos de la cadena de valor o uno de los gigantes empieza a hacerlo (Amazon, Apple, Google, Facebook, Microsoft) es cuando se da un punto de quiebre que cambiaría la composición del mercado. Y allí los bancos deberían repensar si mantienen alianzas o realizan adquisiciones. Y del resultado de esa competencia sabremos quien es el vencedor.
Habría una salida distinta si en tiempo surge alguna crisis financiera en la mitad. Si las grandes compañías de tecnología como Amazon, Apple, Google, Facebook, Microsoft o incluso Tesla o Uber hubieran tenido el tamaño que hoy tienen en la gran crisis global 2007-2009, otro habría sido el desenlace porque las compras habrían podido realizarse por estos gigantes y el mercado tendría ahora otra historia. Hoy en día creo que la respuesta ante una crisis podría ser distinta. Un IBM o un SAS que tienen grandes apuestas en la inteligencia artificial, también son candidatos a disrumpir. Cualquiera de estos gigantes salvando a una entidad de su caída y una disrupción desde adentro.
Una pregunta que discutíamos es si los bancos pueden emular la capacidad de innovación de las startups. De esto se ha escrito mucho, y todo tiene que ver con los incentivos. Yo soy pesimista de que las entidades financieras tradicionales puedan cambiar su forma de pensar, por la brecha generacional, y por que los incentivos no están dados para ello. Pero creo que las entidades pueden realizar adquisiciones estratégicas para evitar su disrupción, sobre todo comprando los equipos detrás de cada una de las innovaciones. Esa variable se puede dar, pero aún así no creo que la disrupción sea evitable. Creo que estarían comprando tiempo hasta que cambien los incentivos, con un revelo generacional tal vez.
Es un momento especial el que estamos viviendo, y es una oportunidad grande para participar de esta aventura. Entre el presente y el futuro tenemos la oportunidad de identificar las necesidades, las oportunidades, las posibilidades y construir una visión de ese futuro. Sea desde la academia, desde la profesión o desde el emprendimiento. Las apuestas y los resultados también son diferentes para cada uno de esas visiones. Definitivamente, es un momento especial el que estamos viviendo.