Alrededor del mundo las autoridades enfrentan el desafío de los nuevos modelos de negocio de las fintech, que permiten el acceso a prácticamente todos los servicios financieros desde la pantalla de un celular, lo que les lleva a su propio desafío de mantener actualizada la regulación de entidades, mercados y productos. Para responder a ello, varias autoridades a nivel global han venido abriendo espacios de innovación dentro de sus organizaciones.
Es así que, para el mercado de derivados, la U.S. Commodity Futures Trading Commission (“CFTC”) organizó el LabCFTC como punto de encuentro de sus esfuerzos para promover la innovación responsable de las fintech y la competencia en beneficio del consumidor americano. La LabCFTC está diseñada en doble vía: le sirve a los innovadores en fintech para comprender la regulación, y a las autoridades para conocer las nuevas tecnologías y los nuevos modelos de negocio, de tal manera que puedan definir una regulación responsable. LabCFTC ofrece a los innovadores en el mercado de derivados un punto de contacto dedicado (GuidePoint) para que ellos interactúen con la misma CFTC, conozcan el marco regulatorio y obtengan retroalimentación e información sobre la implementación de ideas de tecnología innovadoras para el mercado de derivados. Y esa retroalimentación es crucial, particularmente para las startups en etapa temprana pues les ahorra tiempo y dinero.
Y naturalmente no es la única, en el Reino Unido está la división de la Financial Conduct Authority (“FCA”) denominada la FCA Innovate, como un grupo de trabajo enfocado en desarrollar los mercados del futuro de la mano de las fintech (que allá son sujetos de supervisión por la FCA), en principalmente cinco iniciativas: sandbox regulatorio, soporte regulatorio a las fintech, soporte a las firmas que desarrollan algoritmos de inversión (automated advice), regtech y cooperación local e internacional con la innovación.
Ahora, hace unos días la Superintendencia Financiera de Colombia (“SFC”) anunció la creación de InnovaSFC con cuatro objetivos: velar por la protección al consumidor financiero, contribuir con mecanismos de inclusión y educación financiera, apoyar el desarrollo y la innovación financiera y tecnológica, y garantizar la estabilidad financiera. Y para ello, propone tres herramientas: elHub que tiene por finalidad apoyar, asesorar, guiar y recibir retroalimentación de entidades (vigiladas y no vigiladas) en temas relacionados con la innovación financiera y tecnológica; laArenera que busca implementar un marco a través del cual la SFC permita la realización de experimentos o pruebas de innovaciones tecnológicas; y regtech como el mecanismo para aprovechar los desarrollos tecnológicos para apalancar la innovación al interior de la SFC, optimizando procesos internos y reduciendo cargas operativas para el sector.
Todas estas iniciativas de los reguladores se deben al reconocimiento de que las fintech están impulsando la innovación en los mercados financieros en todo el mundo. Con un espectro que va desde la computación en la nube y el trading con algoritmos, hasta los libros contables distribuidos (blockchain), la inteligencia artificial y el aprendizaje automático. Tecnologías estas que tienen todo el potencial de impactar significativamente e incluso transformar los mercados financieros, local e internacionalmente. Y por esta vía, a las mismas autoridades.
Y es que en últimas lo que está en juego es el desarrollo de los centros financieros del futuro. Los que atraigan el talento (empleo) y las empresas (impuestos) de una de las industrias más redituables del futuro. Eso lo saben en Londres, Singapur, y Nueva York, y esa es la gran liga de competencia. Pero a nivel de Latinoamérica hay una oportunidad enorme de desarrollar un clúster de innovación financiero. Como emprendedor fintech quisiera poder convencer a todo el mundo de la enorme oportunidad que esto significa. Desarrollar un clúster de los productos tradicionales es muy difícil porque implica mover personas y empresas que tienden a ser adversas a los cambios (además de mover la regulación); pero desarrollar un clúster de los productos del futuro es mucho más sencillo porque las empresas son bastante livianas y las personas totalmente dispuestas a asumir nuevos (con una regulación que aún no ha sido expedida). Ahora que se habla del Clúster de Servicios Financieros de Bogotá, cómo resulta de oportuno tener de presente hacia donde debería enfocarse esa iniciativa.
Pero, ¿cuál es la clave del éxito de todas estas iniciativas de los reguladores por la innovación? Sencillo: su enfoque. Si las iniciativas pretenden funcionar para explicarle a los innovadores cómo deben cumplir con la regulación, y las barreras creadas por la regulación tradicional, no creo que avancemos mucho. Pero si el objetivo está en identificar las barreras regulatorias para permitir que las empresas innoven en el interés de los consumidores y del mercado, el éxito está asegurado.
Y para ello, es fundamental la visión de futuro del regulador. He tenido experiencia en regulación financiera al haber trabajado cuatro años en el Viceministerio Técnico de Hacienda en Colombia, y sé cómo es el proceso de expedición de normas, los fundamentos sobre los que se construye, la forma como se concilia entre múltiples intereses; pero lo que resulta diferente, como en tantos casos, es la visión del futuro. El factor humano personificado en el regulador, es clave. Un regulador abierto a la innovación tendrá siempre una visión diferente al que simplemente le teme. Y esto puede leerse como algo apenas obvio, pero resulta esencial a la hora de los detalles, que es donde está la construcción de ese futuro.
Voy a poner un ejemplo sencillo sobre el que escribimos hace unas semanas (aquí): Alberto Boada en el Banco de la República, desde que asumió su cargo, entendió que la regulación cambiaria había que actualizarla, y que las declaraciones de cambio se habían vuelto un palo en la rueda para el desarrollo de muchos productos financieros. Recuerdo discusiones en su despacho donde su visión nos permitió avanzar con conceptos o normas que claramente detenían la innovación en pro del mercado de derivados. Y ese carácter que ví en su despacho, le permitió sacar adelante una de las reformas más importantes de los últimos tiempos en los mercados financieros, y lo más importante, con las mismas reglas de juego vigentes.
Otro ejemplo está en el rol de la CFTC permitiendo derivados sobre bitcoins desde hace varios meses (aquí). En efecto, a medida que la CBOE Futures Exchange y el CME Group solicitaron la negociación de contratos de futuros de bitcoin, la CFTC permitió su negociación enviando el mensaje de que no obstaculizarían el cambio tecnológico y la innovación. Esa es la actitud que se requiere para avanzar más allá del presente.
Estos ejemplos, además de revelar el carácter de sus líderes, también reflejan que no es necesaria la existencia de sandboxes o “espacios aislados” de prueba como prerrequisito para la regulación de la innovación financiera. No estoy en oposición a un sandbox que ofrezca un espacio seguro para probar y finalmente ingresar al mercado de servicios financieros con cierto grado de supervisión regulatoria y de apoyo; pero sé que la expedición de una ley (si es que fuera necesario), lleva a un desgaste muy largo y la necesaria coordinación de intereses no siempre alineados hacia el interés de consumidores y mercados. En cambio, la decisión y la acción de la autoridad competente puede ser más inmediata y efectiva.
Para el caso de la SFC y su InnovaSFC, tendremos la primera prueba de fuego cuando se expida el tan anunciado decreto de crowdfunding (para la firma desde hace varias semanas, comentarios aquí y aquí). Esperemos que la visión del futuro sea hacia la eliminación de las barreras regulatorias y no hacia la creación de nuevas. Que se nos permita desafiar el status quo…
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