Malcolm Gladwell en su libro The Tipping Point: How Little Things Can Make a Big Difference hace una provocadora comparación que en este momento resulta por lo menos interesante: su tesis es que las ideas, productos, mensajes y conductas se esparcen entre nosotros igual que los virus. Pequeños cambios en un lapso de tiempo muy corto producen grandes efectos. A lo largo de sus casi 300 páginas revela varias historias sobre cómo se han producido cambios sociales en diversos campos como la moda, la música, los lugares, la coida o los suicidios. Anticipándose a las tendencias en redes sociales (el libro es del año 2000), afirma que las epidemias o los cambios sociales pueden iniciarse o acabarse de manera drástica a partir de un punto de inflexión, acontecimientos casi insignificantes que pueden sobrevenir muy rápidamente y producir cambios gigantescos. No hace falta recordar al mercado de Wuhan para sintonizarse con la idea.
Hace unos pocos días la Superintendencia Financiera publicó un documento en el que señala su disposición a realizar pruebas temporales en un sandbox para intercambio de criptoactivos a través del sistema financiero. Así, la Superintendencia espera probar el correcto funcionamiento de las operaciones de depósito (cash-in) y retiro (cash-out) de recursos de clientes de una plataforma de intercambio o compraventa de criptoactivos (exchange), a través de una entidad vigilada (establecimientos de crédito o SEDPE).
Esta propuesta no es un simple avance hacia la aceptación de operaciones de compraventa de criptoactivos a través de entidades financieras. Es un salto hacia adelante. Si bien hay una serie de requisitos y etapas que deben ser cumplidas, y una larga serie de preguntas y dudas, lo importante es la decisión de avanzar, no en pasos pequeños, sino saltando hacia adelante.
Hay algo adicional a destacar, el hecho de que un grupo reducido, algunos de forma anónima, haya logrado convencer a toda la entidad, su institucionalidad, al Gobierno, a otras entidades (en momentos en que hay tantas otras prioridades), de que Colombia estaba lista para ese salto, y que encontraremos la forma de hacer las pruebas de forma correcta y segura, venciendo los miedos propios de cualquier salto hacia el desconocido futuro. ¡Cambiar de mentalidad¡ Muchas veces subestimamos el poder que tienen las personas de cambiar la historia o el destino de los mercados. Muy pocas veces aparece alguien que lidera un equipo y los convence de avanzar no con pasos pequeños sino de dar un salto hacia adelante. Y a veces, pocas veces, lo consiguen. Por eso, este salto no puede pasar desapercibido para las entidades financieras, las fintech y las plataformas de intercambio que operaban con la incertidumbre de estar inventando el futuro.
Los criptoactivos han tenido una penetración indudable para muchas personas del común, pero también para los mercados de capitales. Hoy en día en las seis bolsas más grandes del mundo ya se pueden negociar productos basados en criptoactivos, desde ETFs hasta derivados, pasando por fondos o portafolios en los que ciudadanos y empresas pueden colocar sus ahorros mientras inversionistas profesionales administran sus posiciones en este nuevo tipo de activos financieros. Ni hablar de las iniciativas de monedas digitales. Basilea señalaba en enero pasado en un informe sobre una encuesta a los mayores bancos centrales, que el 80% de ellos está trabajando en la investigación, experimentación o implementación de sus monedas en formato digital.
A veces nos dejamos llevar por el día a día y olvidamos detenernos a oler las flores, a ver la lluvia, a contemplar el sol y agradecer esos pequeños regalos de la cotidianidad. Pero también a veces debemos hacer una pausa y reconocer ese esfuerzo de muy pocos que nos permiten avanzar hacia adelante, no con pasos pequeños, sino con grandes saltos. Esa iniciativa de la Superintendencia, es uno de ellos.