Colateral y derivados OTC: lo que deben saber en el C-suite
Tradicionalmente, la administración del colateral ha sido considerada como una actividad que no requiere la atención de la alta dirección, y que más bien es una tarea de los equipos de Riesgos o de Operaciones. Sin embargo, como resultado de los cambios regulatorios que siguieron a la crisis financiera, la mitigación del riesgo de crédito de contraparte (counterparty credit risk) ha ganado una importancia cada vez mayor, pues afecta directamente el cálculo de la relación de solvencia y la liquidez de las instituciones financieras en escenarios de mayores requerimientos de capital, como resultado de la adopción de los estándares de Basilea III. En ese contexto, la gestión del colateral tiene el propósito de reducir el riesgo mediante la entrega o el intercambio de dinero o valores líquidos.
La crisis financiera de 2007/2008 cambió radicalmente el mercado de derivados al exigir el intercambio de colateral para la gran mayoría de sus participantes y castigar a cualquiera que no pueda cumplir. En los últimos cinco años, hemos visto cómo la entrada en vigencia de diferentes normas exigiendo acuerdos de intercambio de colateral, ha impactado a las instituciones financieras locales (que deben cubrir sus operaciones con las instituciones globales), y a los administradores de fondos (que buscan mejores precios con las instituciones globales). Como cascada regulatoria, la normatividad global ha venido siendo implementada localmente, mientras que las autoridades expiden las normas con las que se acogen esos estándares.
El reconocimiento de los estándares desarrollados por el Basel Committee on Banking Supervision (BCBS), conocidos como Basilea III, ha tenido un impacto importante en el manejo del colateral en las operaciones de derivados, redefiniendo el gobierno en las mesas de tesorería dado que el colateral tiene impacto directo en la relación de solvencia, los coeficientes de liquidez (liquidity coverage ratio), de fondeo estable neto (net stable funding ratio) y de apalancamiento (leverage ratio) de las instituciones financieras y en la demanda por activos líquidos de alta calidad (high-quality liquid assets, HQLA).
Impacto del colateral en el capital regulatorio
El marco regulatorio de Basilea III fue desarrollado para mejorar la estabilidad del sistema financiero abordando deficiencias identificadas en el marco anterior a la crisis y sentando las bases de un sistema resiliente al aumentar los requisitos de capital regulatorio y la liquidez. Para ello, Basilea III aumenta los umbrales para la calidad y cantidad de capital, elevando los requisitos de capital ordinario de Nivel 1, introduciendo colchones de capital y razones de apalancamiento. La revisión del marco de Basilea III se enfoca en restablecer la credibilidad del cálculo de los activos ponderados por riesgo (RWA) en las diferentes instituciones financieras y en mejorar la comparabilidad de los coeficientes de capital restringiendo el uso de los métodos internos.
El impacto es importante para las instituciones financieras tanto en los requisitos mínimos de capital como en los coeficientes implementados, según cálculos del mismo Basilea citados por la Superintendencia Financiera: “producto de la aplicación del nuevo marco regulatorio y en particular del efecto que se produce a incorporar los ajustes en los [activos ponderados por riesgo ] APNR de acuerdo con los lineamientos de Basilea, las primeras estimaciones muestran que el nivel de solvencia de los establecimientos de crédito pasan de 11.6% a 18.9% en solvencia básica y de 16.1% a 23.2% solvencia total”.
El capital regulatorio de las instituciones financieras funciona como un moderador del riesgo asumido por ellas. Las instituciones con mayor capital pueden apalancar el crecimiento de sus activos (cartera e inversiones), por lo que la determinación del valor de los activos en el balance es un elemento clave en la determinación del capital mínimo. En la medida en que el riesgo es un elemento inherente a la actividad financiera, es natural que los activos sean ponderados por los riesgos que los afectan. En Basilea III, los activos son ponderados por el riesgo de crédito, el riesgo de mercado y el riesgo operacional.
En la medida en que los activos ponderados por riesgo están en el denominador en la fórmula de cálculo de la relación de solvencia (solvencia = capital / activos ponderados por riesgo); entre dos instituciones con el mismo monto de capital, tendrá mejor relación de solvencia la institución que tenga un menor activo ponderado por riesgo, es decir, cuyo riesgo del activo sea menor. Allí entra el colateral a desempeñar un rol importante, puesto que disminuye el riesgo de crédito del activo y por lo mismo, mejora la solvencia de la institución. Para cumplir con el aumento del umbral de solvencia determinado por Basilea III, las instituciones pueden incrementar el monto de capital (subiendo el numerador), o mejorando las ponderaciones de riesgo de sus activos con colaterales (bajando del denominador), lo cual resulta más sensible para las instituciones de importancia sistémica, que tienen mayores requerimientos de capital que sus pares.
En Basilea III el riesgo de crédito de las operaciones fuera del balance, como las operaciones con instrumentos financieros derivados, se incluyen en los cálculos del riesgo de crédito con equivalentes de exposición crediticia mediante el uso de factores de ponderación o de conversión crediticia (standardised approach for measuring counterparty credit risk exposures, SA-CCR). Por lo mismo, la mitigación del riesgo de crédito que se haga en las operaciones de derivados impactará directamente en la reducción del riesgo de crédito para efectos del cálculo de la relación de solvencia de las instituciones financieras. El enfoque estandarizado para medir el riesgo de crédito de contraparte en Basilea III (SA-CCR), está siendo reconocido por la mayoría de las jurisdicciones como estándar global, por lo que es previsible un nivel de consistencia generalizado, que hace que la exigencia de colateral sea un estándar global.
Box 1: ¿Por qué se pacta un colateral en las operaciones de derivados OTC?
Un derivado es un contrato en el que las partes se obligan a comprar, vender o intercambiar un activo (subyacente) en el futuro. Siendo así, el riesgo principal que enfrentan las partes del contrato está en la probabilidad de que en la fecha futura su contraparte no cumpla. A diferencia de un crédito, la dirección y la exposición en la operación de derivados es diferente. La posición deudora o acreedora la puede tener cualquiera de las partes en el futuro, y la magnitud de la deuda o de la acreencia puede ser significativamente mayor a lo estimado inicialmente durante toda la vigencia de la operación, dada la volatilidad del subyacente.
Por lo anterior, es usual que entre las partes se acuerde un intercambio de garantías (colateral) de manera bilateral y diaria. Ese intercambio de colateral reduce la probabilidad de pérdida en caso de incumplimiento (riesgo de crédito), por lo que el costo de crédito para la institución financiera es menor si acuerda un intercambio de colateral en sus operaciones de derivados.
Colateral: liquidez y apalancamiento
Además de las mejoras en la determinación del riesgo de crédito y de los ajustes en los umbrales de la relación de solvencia (capital regulatorio), Basilea III incluyó una serie de coeficientes de obligatorio cumplimiento para cubrir las operaciones fuera de balance y la calidad de los activos líquidos que pudieran soportar situaciones de estrés. Así, Basilea incluye un coeficiente o razón de apalancamiento (leverage ratio, LR), que incluye las exposiciones fuera del balance y que está destinado a servir de respaldo al requerimiento de capital basado en riesgo, pues ayuda a contener la acumulación de apalancamiento en las instituciones financieras. Del mismo modo, con el fin de mantener una gestión y supervisión del riesgo de liquidez en las instituciones financieras, Basilea III incluyó el coeficiente de cobertura de liquidez (liquidity coverage ratio, LCR) que requiere que las instituciones tengan suficientes activos líquidos de alta calidad para resistir un escenario de financiamiento estresado de 30 días; así como el coeficiente de fondeo estable neto (net stable funding ratio, NSFR) que es más estructural y está diseñado para abordar los desajustes de liquidez a largo plazo, y cubre todo el balance ofreciendo incentivos para que las instituciones utilicen fuentes estables de financiación.
En todos ellos, el colateral es un mitigante que alivia el estrés de las instituciones a la hora de reportar el cumplimiento de dichos coeficientes. La LR es un buen ejemplo de ello, pues en su cálculo se deben considerar el valor de todos los activos netos de provisiones, las exposiciones netas en todas las operaciones de reporto o repo, simultáneas y transferencia temporal de valores, las exposiciones crediticias en todos los instrumentos financieros derivados y el valor de exposición de todas las contingencias. Y en el cálculo de la LR de las operaciones de derivados, el colateral será deducible de la exposición de la institución en la medida en que exista un acuerdo de intercambio de colateral que permita la compensación anticipada (close-out netting).
En el caso de la LCR, una de las dos métricas básicas de riesgo de liquidez de Basilea III, por un lado, los activos recibidos como colateral para operaciones de derivados que no estén segregados y legalmente pueden ser rehipotecados, pueden incluirse en el stock de activos líquidos de alta calidad (HQLA). Por otro, el saldo neto de los intercambios de colateral que genere un flujo de caja positivo para la institución será considerado como un ingreso en la determinación de la LCR.
Finalmente, el NSFR se calcula después del neteo con la contraparte y la deducción del margen de variación (variation margin, VM), existiendo una asimetría respecto del margen inicial que exigen las entidades de contrapartida central (CCP) y que no se tiene en cuenta en el cálculo de la NSFR.
Box 2: El problema del colateral para operaciones de derivados OTC en Colombia
Basilea establece que cuando los bancos acepten colateral financiero admisible (efectivo o valores), al calcular sus requerimientos de capital “les estará permitido reducir su riesgo de crédito frente a una contraparte para tener en cuenta el efecto de cobertura del riesgo que se deriva del colateral”. Esos acuerdos de intercambio de colateral (CSA), que son pactados bilateralmente, son formalizados a través de un anexo al contrato de derivados.
En Colombia solo recientemente se tienen en cuenta los acuerdos de intercambio de colateral para disminuir el cálculo del riesgo de crédito. El Decreto 2555 establecía expresamente una norma que prohibía tener en cuenta esos mitigantes de riesgo de crédito en el cálculo de la exposición crediticia de las operaciones de derivados. Esa norma fue modificada solo hasta agosto de 2018 reconociendo que, dentro del cálculo de la exposición crediticia de un instrumento financiero derivado, deben incorporarse “las garantías y/o demás mitigantes de riesgo de crédito si cuenta con ellos” (Decreto 1477 de 2018).
Sin embargo, hacía falta la expedición de una norma de la Superintendencia Financiera (SFC) que instruyera a las instituciones financieras sobre la forma como se debe calcular la exposición crediticia atendiendo el mandato del Decreto 1477. Para ello, la SFC expidió la Circular 031 de 2019 en la que actualiza la fórmula de cálculo de la exposición crediticia de las operaciones con instrumentos financieros derivados y productos estructurados para incorporar en su cálculo el reconocimiento de las garantías otorgadas y/o los demás mitigantes de riesgo de crédito.
Con vigencia a partir del 31 de diciembre de 2020, y sin perjuicio de que las entidades decidan voluntariamente implementar las modificaciones con anterioridad a esa fecha informándolo a la SFC, los acuerdos de intercambio de colateral en Colombia empezaron a ser tenidos en cuenta como mitigantes del riesgo de crédito desde el 1 de enero de 2020.
Colateral: ventaja competitiva
Además de las iniciativas regulatorias de Basilea III, las operaciones de derivados se ven impactadas por las normas que buscan una compensación obligatoria en entidades de contrapartida central y las que exigen, o estimulan, el intercambio diario y bilateral del margen de variación (VM). Esas disposiciones tienen su origen en la declaración pos-crisis del G20 en la que se definió la agenda regulatoria para las operaciones de derivados de la última década. Vale la pena señalar que la compensación y liquidación de operaciones de derivados OTC a través de entidades de contrapartida central (CCP), si bien reduce el riesgo en la gestión del colateral, aumenta significativamente la cantidad total de colateral requerido. Por ello, el mercado bilateral de derivados OTC continuará existiendo y requiriendo de un intercambio eficiente del colateral.
Toda esta presión regulatoria ha impactado a las instituciones financiera de dos formas: (x) generando un incremento en la demanda por activos líquidos de alta calidad (HQLA), que son los más apreciados a la hora de determinar un intercambio de colateral (menores haircuts); (y) cambiando la forma como tradicionalmente se abordaba la administración del colateral, pasando a ser un tema mucho más estratégico pues afecta directamente la relación de solvencia y la liquidez de las instituciones. La correcta administración del colateral se ha convertido en una verdadera y sostenible ventaja competitiva para las mesas de tesorería.
Esa evolución con importancia estratégica ha tenido efectos positivos respecto a las variables dependientes de riesgo, rentabilidad y liquidez. Adicionalmente, hay un efecto inmediato en los modelos de negocio de las instituciones. Según algunos cálculos que hemos realizado, los acuerdos de intercambio de colateral pueden tener un impacto entre 3 y 15 puntos básicos en el precio que las instituciones le ofrecen a sus clientes en sus productos de cobertura. Ese impacto es lo suficientemente significativo como para ignorar el desafío que implican las nuevas reglas de juego de las operaciones de derivados. Un impacto en precios de esa proporción significa que las instituciones podrán mejorar sensiblemente sus precios a sus contrapartes, sobre todo hacia el buy-side, o ampliar el margen de utilidad de los productos de su mesa de derivados, y en cualquier caso, como en Colombia (ver Box #2), la posibilidad de ser más competitivos en los precios frente a los actores globales mejorando participación de mercado sobre todo en los flujos de largo plazo. Una verdadera ventaja competitiva.
Bases estratégicas
Las instituciones con alta exposición al riesgo de crédito en sus operaciones de derivados deben iniciar un proceso de cálculo para comprender el tamaño de su exposición, pues habrá instituciones que vean una reducción en la exposición al riesgo de crédito, mientras que otras pueden ver un aumento, y quizás algunas quieran incluso cambiar su modelo de negocio en el libro de tesorería como proveedores de coberturas.
Una implementación rigurosa no solo debe abarcar una estrategia para el manejo del colateral basado en el cumplimiento regulatorio y el modelo de negocios, sino unas políticas y una hoja de ruta de implementación.
A nivel estratégico, las instituciones tienen básicamente la necesidad de revisar el modelo de negocio considerando el impacto en el capital de los acuerdos de intercambio de colateral, no solo de las operaciones del libro de tesorería sino también las del libro bancario. El cliente es el mismo y generalmente desconoce el impacto de una línea de crédito determinada dentro de la institución financiera, por lo que las entidades deberán evaluar estratégicamente el impacto de la nueva regulación y del manejo que van a hacer del colateral en los mercados, en las entidades vinculadas que van a ofrecer coberturas, en los productos y en los clientes, incluyendo las restricciones regulatorias y las decisiones comerciales que deban realizarse. Esto seguramente significará una selección de contrapartes a las cuales ofrecerles coberturas, incluso en instituciones con presencia global o regional, decisiones a nivel de mercados a los cuales ofrecerles cobertura y entidades legales vinculadas a las que se les autorice la oferta de un portafolio de derivados; así como la identificación de segmentos de mercado (por tipo de clientes, mercados o subyacentes) con crecimiento prioritario.
A nivel táctico y de unidades de negocio, las instituciones deberán enfocarse en la optimización del colateral y en la posible redefinición de productos o segmentos. Allí hay un espacio para que las instituciones definan una oferta de productos mejorada y enfocada en los clientes rentables. Así mismo, es necesario que las instituciones aborden problemas estructurales como los flujos del proceso y la forma como se puede hacer más simple el proceso de intercambio de colateral con sus contrapartes, sin que ello sea un dolor de cabeza para unos y otros. Como funcionan actualmente las alternativas en el mercado, los intercambios de colateral son muy manuales y requieren muchos recursos, pero eso se puede solucionar optimizando el proceso haciendo uso de innovaciones que faciliten, y aún mejor, que automaticen el intercambio de colateral. En el mercado global hay soluciones que van desde la estandarización de los acuerdos de intercambio de colateral (CSA) hasta el intercambio en plataformas que usan tecnología blockchain para hacer este proceso más simple. Y en Latinoamérica hace un par de meses logramos realizar la primera operación de intercambio de colateral usando tecnología blockchain para el mercado de derivados. Así que alternativas reales sí las hay.
Box 3: Nuestra oferta
En Contrato Marco nuestros clientes encuentran una plataforma que automatiza el intercambio de colateral en las operaciones de derivados. Adicionalmente, acompañamos a nuestros clientes, en el desarrollo del diseño conceptual (estrategia, políticas, hoja de ruta) y en soluciones operativas (optimización de procesos) para que el intercambio diario de colateral se produzca en segundos, no en horas o en días. Nuestro enfoque tiene en cuenta todos los aspectos relevantes y puede adaptarse a las diversas necesidades de los clientes. Más información en ContratoMarco.co/colateral
Hacia el futuro, el panorama regulatorio no parece que vaya a cambiar. Por lo contrario, la frecuencia, complejidad y granularidad del número de regulaciones con impacto en el negocio, tenderá a aumentar. Hay regulaciones como la relacionada con CVA y DVA (xVA), y la revisión fundamental al libro de tesorería (fundamental review of the trading book) que implicarán nuevos desafíos a la administración del colateral y al negocio de tesorería en general.
Mantenerse al día, evaluar cómo podría afectarlas el nuevo panorama y determinar qué deben hacer, son retos permanentes en las tesorerías. Para enfrentar ese desafío las instituciones necesitan un enfoque estratégico. Sin ello, las soluciones costosas y los mecanismos temporales integrados en múltiples procesos superpuestos se convertirán en la regla general. Y en el proceso de abordar esos desafíos, las instituciones deberían avanzar hacia soluciones simples y flexibles que faciliten la máxima automatización. Ese debería ser el punto de partida.
Una mayor automatización no es solo un objetivo para el intercambio de colateral, las nuevas tecnologías como blockchain, los contratos inteligentes y la inteligencia artificial, ofrecen un potencial enorme para una mayor eficiencia a lo largo del ciclo de vida de las operaciones de tesorería, no solo en derivados, con impacto no solo en el back o el middle, sino como lo hemos señalado directamente en los ingresos de las mesas de tesorería y en el capital regulatorio de las instituciones. Para abordar estos desafíos, en Contrato Marco estamos desarrollando un conjunto de productos que proporcionará un modelo digital robusto sobre cómo se negocian y gestionan las operaciones de tesorería a lo largo de su ciclo de vida. El primero de ellos, es Colibrí, una solución que facilita el intercambio de colateral desarrollado con tecnología blockchain, que ya está disponible en el mercado local para cumplir con el proceso de implementación de Basilea III. Estamos haciendo más simple el mercado de derivados.