Recuerdo cuando estando en la Universidad mi profesor de matemáticas financieras (una electiva que tomé en tercer año de Derecho), me dijo que el Gobierno, Fedesarrollo y el Banco Mundial estaban trabajando en la Misión del Mercado de Capitales (“MMK”) con el fin de identificar los obstáculos para el desarrollo del mercado de capitales colombiano. Desde ese instante, conseguir ese documento de pasta negra se volvió en mi obsesión; y cuando lo logré, devoré sus 191 páginas al punto que mi vida profesional siempre ha estado ligada a los mercados de capitales. Y es que la MMK se convirtió en la agenda para una cantidad bastante extensa de modificaciones regulatorias y de nuevos productos que desarrolló la industria en los siguientes años.
Pues hace unos meses el Gobierno decidió que era el momento de una nueva Misión del Mercado de Capitales II (“MMK2”), la cual se conformó con rapidez e inició trabajos hace ya varias semanas. Es así que el pasado 15 de noviembre asistí a su primer taller por una amable invitación de la Cámara de Comercio de Bogotá, en particular de Julian Robledo, Director del Clúster de Servicios Financieros, a quien he desesperado de todas las formas posibles diciéndole que ésta es una oportunidad única para consolidar la agenda del Clúster y conducir las conversaciones con un enfoque en la innovación financiera.
Mi tesis es sencilla: si la MMK2 no se estructura sobre la forma como la tecnología y la innovación van a redefinir los mercados de capitales y la forma como van a cambiar la oferta y la demanda en los mismos, habremos perdido una gran oportunidad. Una oportunidad de convertir a Colombia en un verdadero hub financiero para las fintech que están construyendo los mercados financieros del futuro.
¿Por qué esto es importante? Porque el mundo está cambiando, y en este momento en Latinoamérica podemos aprovechar el cambio y convertirnos en una potencia saltándonos el camino recorrido por el primer mundo, y llegar directamente a la revolución digital. La oportunidad que tenemos enfrente es la posibilidad de posicionar a Colombia como un verdadero centro de desarrollo de los mercados de capitales del futuro, no del pasado. El objetivo es sencillo: atraer a las empresas y al talento del futuro que generen los empleos y los impuestos que nos permitan multiplicar por diez nuestro producto interno bruto.
Y es que atraer a las empresas y al talento de los mercados de capitales tradicionales no lo vamos a hacer. Es difícil decirlo, pero eso no va a pasar, por miles de razones. Podemos atraer inversión bajando impuestos, generando exenciones a las empresas tradicionales más grandes del mundo con la esperanza de que abran nuevos puestos de trabajo o miren nuestras emisiones como destino para sus fondos, y así desarrollemos nuestro ecosistema local. Pero, realmente allí no vamos a tener una verdadera revolución. O por lo menos no una revolución si enfocamos nuestro esfuerzo en hacer lo mismo que siempre hemos hecho.
La única forma de saltar hacia el futuro es construyendo ese futuro. Colombia puede ser el hub más grande de la región para los mercados de capitales del futuro si nos convencemos de eso, y si le damos paso a la industria del mercado de capitales del futuro. Si la MMK2 no aborda los temas de blockchain, analytics, big data, cloud computing, inteligencia artificial no estamos construyendo un futuro diferente. Si la MMK2 no identifica las bases que se requieren para atraer las fintech del mercado de capitales y que desarrollen esos modelos de negocios en Colombia, no estamos construyendo un futuro diferente. Si la MMK2 no identifica el talento necesario para los mercados de capitales de los próximos 10 y 20 años, lo que debe enseñarse en los colegios, en las universidades, en los cursos virtuales, no estamos construyendo un futuro diferente.
Y no me refiero a que se incluya un “capítulo” de “nuevos productos” o algo por el estilo. Me refiero al hecho de que su estructura base sea la forma como la innovación va a redefinir la forma como se crean mejores experiencias de consumo en los clientes, la forma como cambiamos la experiencia de los emisores, la forma como construimos unas nuevas infraestructuras que reduzcan los costos de transacción y creen experiencias diferentes para los agentes del mercado, no solo local sino globalmente. La forma como el regulador y el supervisor deben enfrentar de manera asertiva los nuevos riesgos y permiten la construcción de un futuro diferente que nos permita consolidar un hub global de innovación financiera. Un hub que atraiga a las empresas y talentos del futuro que hoy buscan precisamente ese espacio para construir un futuro diferente.
En el primer taller de la MMK2 vi a muchos amigos y colegas. Todos ellos han construido el mercado de capitales que tenemos hoy. Fue emocionante compartir con ellos recordando aquel librito de pasta negra de 1996. Ahora el desafío es mayor, porque hay que redefinir el objetivo y la agenda hay que escribirla. Ya no es solo seguirla. Pero no es difícil. Cada uno de ellos es consumidor digital y sabe hacia dónde va el futuro. Solo necesita el espacio para expresarlo, para escribir la cartilla del futuro. Tal vez el pasto, unos tenis, menos corbatas (a propósito, creo que era el único que no tenía ni saco ni corbata en el primer taller); serían muy útiles para el efecto.
Y si se trata de dar el primer impulso, creo que la agenda debería centrarse en primer lugar en las bases. Y las bases deberían ser la estandarización, los repositorios de información, la interoperabilidad y el open data. Todos los mercados de capitales necesitan de esas bases funcionando de manera eficiente para reducir costos de transacción y favorecer la competencia y la innovación. Tenemos que tomar la decisión conjunta de avanzar hacia la consolidación de esas bases. Cuando la abundante información de los mercados de capitales fluya de manera estructurada (estandarización), la misma pueda ser capturada de manera organizada y segura (repositorios de información), a través de sistemas que permitan su conexión (interoperabilidad) y que permitan que fluya de manera libre (open data); entonces, la innovación vendrá. Y esa innovación son las empresas y el talento que nos permitirá multiplicar nuestro producto interno por 10.
Sé que la invitación es una locura. Porque no hay nada más fácil que mantener el status quo. Lo verdaderamente revolucionario sería apostarle a construir un futuro diferente. Y eso es mucho más difícil de lo que todos creemos. Es realmente difícil. Es muy, muy, muy difícil. Porque el futuro siempre es incertidumbre… a menos que lo creemos nosotros mismos.
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