Una de las primeras lecciones que aprendí sobre los derivados fue que la mayoría de los nuevos instrumentos son simples variaciones o combinaciones de tres instrumentos básicos: futuros/forwards, opciones y swaps. Y que, comprendiendo los riesgos cubiertos por estos tres instrumentos, podría entender dónde estaba la creación de valor de cualquier otro instrumento financiero.
Los derivados se desarrollaron en un principio como instrumentos de cobertura o de gestión riesgos, por lo que la comprensión correcta de los derivados debe partir del entendimiento de los riesgos; y del reconocimiento que hay instrumentos financieros innovadores que no requieren en su construcción de derivados, lo cual es fundamental para que no le ofrezcan estructuras a los clientes que cubren una necesidad, pero les hace asumir un riesgo adicional indeseable. Por eso la primera recomendación es que si le ofrecen un producto que no entiende, no lo acepte hasta que lo entienda.
Cuando se trabaja con instrumentos financieros el límite es la imaginación. Cualquier instrumento financiero puede ser diseñado para ajustarse a las necesidades exactas del cliente. Y para los instrumentos derivados, todos esos instrumentos parten de tres derivados esenciales. Entonces, ¿cuál es la receta de esos tres instrumentos financieros esenciales? Empecemos por recordar la definición de un instrumento financiero derivado: es un contrato en el cual se adquiere el derecho o la obligación de recibir, entregar o intercambiar un activo determinado (subyacente) con cumplimiento en más de tres días posteriores al momento de la negociación, a cambio de una inversión inicial mínima o incluso nula.
Futuros y forwards
Con los futuros/forwards se adquiere el derecho o la obligación de recibir o entregar, en el futuro, una cosa (subyacente) a un precio determinado al momento de la negociación.
Para los abogados, es una compraventa sujeta a plazo, pero en la que el objeto no es el bien objeto de la compraventa sino la promesa de comprar o vender en el futuro. Por eso son contratos independientes al de la compraventa del activo y por eso se transan aparte del mismo y se pueden celebrar teniendo o no el activo subyacente.
Parece complicado, pero es muy sencillo: si tengo el riesgo de que el precio de una cosa va a subir o bajar en el futuro y no puedo o no quiero comprarla hoy, pero no quiero asumir ese riesgo de que el precio de la cosa cambie en el futuro, entonces compro una protección para ese riesgo celebrando un forward o un futuro para asegurar el precio y trasladarle ese riesgo al vendedor de la protección. El futuro/forward es, entonces, la promesa de comprar o vender algo en el futuro, fijando el precio en el presente.
Un aspecto importante de los derivados es que los puedo usar independientemente de si se tiene o de si se va a tener el subyacente objeto del contrato. No se necesita la tenencia (presente o futura) de la cosa que se promete comprar o vender. Sencillamente si hay mercado (acuerdo de voluntades dirán los abogados), el cumplimiento se puede dar entregando la cosa (cumplimiento efectivo), o entregando la diferencia en precio entre el pactado y el precio del mercado del subyacente en la fecha futura (cumplimiento financiero).
Futuros y forwards (a plazo) son esencialmente lo mismo, pero se negocian en mercados distintos. Los futuros son derivados que se negocian en mercados “organizados” que han estandarizado las características de los subyacentes (calidades, cantidades, fechas de cumplimiento, etc.) para facilitar su negociación. Los forwards por su parte son derivados que se negocian directamente con los bancos (sell side) en mercados no estandarizados y que buscan satisfacer las necesidades exactas de los clientes. Por ejemplo, si quiero comprar us$1,450,000.00 en Colombia, puedo acudir a una comisionista de bolsa y comprar un Contrato de Futuro TRM (que la comisionista negociará en la Bolsa de Valores de Colombia) que tiene un valor nominal de us$50,000.00 y por lo mismo comprar 29 Contratos de Futuro TRM o ir a un banco y comprarle us$1,450,000.00 directamente.
Las diferencias entre uno y otro mercado se pueden obtener de la teoría, pero son mejor de la práctica. La liquidez de uno y otro es distinta, y la profundidad de los mismos también.
El subyacente podrá ser cualquier cosa siempre que haya mercado, es decir, un comprador y un vendedor. Puede ser sobre divisas, petróleo, oro, azúcar, o bitcoins 😊
Opciones
Con las opciones una de las partes (el comprador o buy-side) adquiere el derecho (más no la obligación dirían los abogados) de comprar (call) o vender (put), en el futuro, una cosa (subyacente) a un precio (strike) determinado al momento de la negociación y a cambio de una prima a favor de la otra parte (el vendedor o sell-side) que adquiere la obligación correspondiente de vender (put) o comprar (call), en el futuro, el mismo subyacente al precio determinado al momento de la negociación si el comprador ejerce su opción.
Para los abogados, es una compraventa sujeta a la condición potestativa del comprador en la que el objeto de la compraventa no es el bien objeto de la misma sino el derecho de comprar o vender el subyacente en el futuro. Por eso son contratos independientes al de la compraventa del activo y por eso se transan aparte del mismo y se pueden celebrar teniendo o no el activo subyacente.
Hay muchos tipos de opciones dependiendo de los momentos en que el comprador de la opción puede ejercer su derecho. Una opción europea da a su titular el derecho a ejercerla en una única fecha (la fecha de cumplimiento). Una opción americana da a su titular el derecho de ejercerla en cualquier fecha entre la fecha de negociación y la fecha de cumplimiento. Y hay tantas variaciones como el lector se puede imaginar, no solo sobre las fechas de cumplimiento sino sobre la forma de calcular el precio de referencia contra el cual se cumple la operación.
El lenguaje de las opciones puede ser triqui, por lo que la recomendación será, como siempre estar muy atento a los detalles y entender la operación que se está celebrando. Una cosa es tener el derecho a comprar dólares y vender pesos (call sobre el dólar) y otra el derecho a comprar pesos y vender dólares (put sobre el dólar). Esas diferencias pueden ser un dolor de cabeza para el tesorero de una compañía, y también para el trader de un banco que ingresó mal una operación en el sistema.
¿Cómo elegir entre un futuro un forward o una opción? depende del subyacente, del mercado, de las necesidades y del apetito de riesgo del comprador. La necesidad de cobertura o el riesgo que se pretende cubrir es básicamente el mismo, un cambio en el precio de un activo en el futuro. Pero la decisión de irme por un futuro, un forward o una opción muchas veces depende de la naturaleza del subyacente y de la liquidez del mercado de ese subyacente precisamente. La opción implica el pago de una prima en el momento de la negociación, lo cual no sucede generalmente en el forward/futuro; pero en estos últimos las condiciones de crédito o de garantías exigidas deben ser mayores precisamente porque el cliente tiene un riesgo de que cumpla o no en el futuro. Con la opción ese riesgo es cubierto muchas veces con el precio de la prima, por lo que el acceso al mercado puede resultar más sencillo. Y no todos los subyacentes tienen mercados para opciones, futuros y forwards igual de líquidos. Por eso, es necesario evaluar el mercado y los precios antes de tomar una decisión.
Swaps
Con los swaps (permutas financieras) las partes adquieren la obligación de intercambiar, en el futuro, unas cosas (subyacentes) en unas cantidades y fecha (o fechas) determinadas al momento de la negociación.
Para los abogados, es una permuta sujeta a plazo, pero en la que el objeto no es el bien objeto de esa compraventa sino la promesa de intercambiar cierta cantidad de cosas en una o varias fechas futuras. Por eso son contratos independientes al de la compraventa del activo y por eso se transan aparte del mismo y se pueden celebrar teniendo o no el activo subyacente. Los swaps también se conocen (en las facultades de derecho…) como contratos de crédito recíproco porque cada una de las partes otorga a la otra el crédito con relación al subyacente que se obliga a entregar. Pero nunca digan esto en el mercado porque primero no lo van a entender, y segundo, no genera ningún valor (de hecho, no sé por qué hice esta referencia).
Siempre que haya mercado, las cosas que se pueden intercambiar son de cualquier tipo. Pero los más usuales son los swaps de tasas de interés (tasa fija por variable) y de moneda (divisa 1 por divisa 2).
Los swaps, aunque parecieran los menos comunes de los derivados esenciales, son los más comunes de todos para los ciudadanos en general. Si bien no los ven, los swaps son los que permiten que existan créditos de largo plazo para financiar vivienda, por ejemplo, cuando las captaciones de los bancos son a corto plazo y a tasas variables. Detrás de los “seguros contra la inflación” y las “garantías de créditos hipotecarios a tasa fija” están los swaps.
El uso de los swaps puede ser muy interesante para beneficiarse de las bajas tasas de interés en moneda extranjera, a pesar de que mis ingresos para cubrir un crédito estén en moneda local. En efecto, si las tasas de un crédito en moneda extranjera son atractivas, puedo pedir el crédito en moneda extranjera y pactar un swap durante cada una de las fechas de pago de intereses y de capital con un banco en el que yo intercambie los flujos en moneda local que origino con los flujos en moneda extranjera que debo cumplir. Pero como todo, es importante estar atento a los detalles y comprender el efecto de lo que estoy pactando porque el derivado y el crédito son contratos independientes (de hecho, los puedo celebrar con personas distintas) y por lo mismo, debería mantener la correlación entre ellos. Recuerdo haber visto a muchos clientes que hacen abonos extraordinarios o prepagos totales al crédito y se llevan la sorpresa al ver que el derivado no se puede “prepagar” (terminar anticipadamente es como se denomina técnicamente a ese acto) sin pagar el precio de esa terminación anticipada (precio que podrá ser a favor o en contra del deudor dependiendo de la evolución de los subyacentes).
Estos tres derivados esenciales funcionan igual que las figuras de lego y permiten construir complejas estructuras para atender las más diversas necesidades de un cliente. Profesionalmente, he tenido la oportunidad de trabajar en casi todos los verticales de la industria de servicios financieros (salvo seguros), y puedo decir que donde más sentí que podía expresarse la innovación financiera es creando híbridos desde cero con instrumentos derivados. Pero también pude ver cómo esos instrumentos se entienden poco y causan grandes dolores de cabeza por falta de atención. Por eso, debo reiterar la recomendación que tantas veces hemos hecho en este blog: el diablo está en los detalles. Es muy importante entender lo que se está firmando, no solo de cara al riesgo que se está cubriendo, sino de cara a lo que puede pasar en el futuro.
¿Cómo podríamos hacer más simple el mercado de derivados, que a veces resulta tan complejo de explicar? Si deseas iniciar una conversación agrega un comentario a continuación.