La ventaja competitiva de los bancos está en la capacidad de capturar, analizar y compartir la información de sus operaciones (estructurada y no estructurada). Esa habilidad, les permite repensar la forma como crean, entregan y capturan valor para sus clientes. Un buen comienzo para el mercado de derivados es capturar la información de sus contratos.
Todas las compañías son hoy en día compañías de información. Todas. No importa el sector, el tipo de entidad. Una compañía de petróleo, por ejemplo, deriva su valor de la información que maneja sobre la exploración, explotación y comercialización del commodity; y lo mismo puede decirse de cualquier empresa en cualquier sector. Los datos son el motor de la economía hoy en día, el activo más precioso de los mercados, no importa el tamaño de la empresa, e independientemente del sector económico. Las decisiones del día a día de los negocios dependen de la información que está en diferentes formatos, no es solo la información financiera o la que reposa en sistemas centralizados (información estructurada), sino la que se acumula en múltiples sistemas como los correos electrónicos, la que está en los medios, en las redes sociales, en las conversaciones y por supuesto la información de los contratos (información no estructurada). Toda esa información tiene un valor incalculable, al punto que es el verdadero diferenciador de nuestra competencia.
Estamos en los comienzos de la revolución digital, de la era de la información, una etapa en la que ha habido profundos cambios en los modelos de negocio de muchas industrias. Una era de automatización, de conectividad en la que con frecuencia surgen tendencias que hacen repensar la forma como se crea, entrega y captura valor.
Quizás todos tenemos claro que el destino final es el mundo digital. Sin embargo, las dudas están respecto a cómo podemos llegar allá.
Los mercados de derivados
Según el reporte de The Financial Brand con las principales tendencias de la banca para 2018[1], la segunda prioridad estratégica de los bancos globales es mejorar la capacidad analítica de los datos (51%). Para los mercados de capitales la tendencia es hacia analizar la información generada en las operaciones que no es capturada por los sistemas de negociación. Esa analítica es la fuente de una verdadera ventaja competitiva.
Por su parte, los mercados de derivados enfrentan un momento histórico. La transformación que ha sufrido la industria en la última década pos-crisis financiera ha reconfigurado totalmente los mercados de derivados. Sencillamente, en la era pos Dodd-Frank y EMIR, la forma como se opera en los mercados de derivados a nivel global es muy distinta.
Después de la famosa proclama del G20 en septiembre de 2009, la mayoría de las operaciones de derivados son ahora reportadas a un repositorio de información, la compensación en cámara es más común y la ejecución electrónica está ganando impulso.
Esa transformación naturalmente se ha dado en gran medida en los países en los que los derivados están más desarrollados, pero como cualquier cascada de requerimientos regulatorios va cayendo poco a poco en los mercados en desarrollo como los de Latinoamérica.
Estos cambios han tenido un impacto en prácticamente todo el ciclo de vida de una operación: antes de su ejecución (pre-trade), en la ejecución (trade execution), posterior a ella (post-trade), en la administración de garantías (collateral management) y en la generación de informes de la transacción (reporting).
Y en cada una de esas etapas se genera información determinante para la toma de decisiones.
La pregunta entonces es, si el destino es la digitalización completa de todos los procesos y productos, la consolidación de la información dispersa en múltiples sistemas, el desarrollo de un ecosistema integrado que genere experiencias positivas para el cliente y sistemas de información que mejoren la forma en que trabajamos; ¿por dónde empezar?
La información se encuentra en el núcleo de la transformación digital. En la era digital, la información es el activo preciado y diferenciador para el éxito.
La propuesta de ISDA
La International Swaps and Derivatives Association (ISDA) señalaba que, si los procesos de las operaciones de derivados se rediseñaran en este momento, el resultado tal vez sería muy diferente al que tenemos hoy en día[2]: “En lugar de un mosaico de procesos desarticulados e intensivos en trabajo manual, habría una mayor coherencia y automatización. En lugar de que cada empresa tenga que desarrollar y mantener su propio catálogo único de datos y definiciones, habría una representación estándar de los eventos de las operaciones y las acciones que todos utilizarían. Y en lugar de tener que conciliar las operaciones después de cada etapa de su ciclo de vida para eliminar inconsistencias, las acciones y los eventos se podrían aplicar a un único registro central al que tendría acceso cada contraparte.”
Esa es la visión de la industria e ISDA trabaja actualmente en un modelo operativo que estandarice todas las actividades que suceden a lo largo del ciclo de vida de una operación de derivados, y busca hacerlo a través de una cadena de bloques (blockchain). Allí hay un norte más específico de hacia dónde deben dirigirse los primeros esfuerzos colectivos en los mercados de derivados.
Y a nivel individual, es decir, a nivel de los bancos, el primer paso debería ser alistarse para ese desarrollo futuro.
Empezando por el principio
La información estructurada es información en campos fijos en una hoja de cálculo o una base de datos relacional que se encuentra generalmente en sistemas ERP (Enterprise Resource Planning). A esa información se accede a través de las herramientas ERP como los que se usan para las decisiones en finanzas, recursos humanos, cadena de suministro, etc. Estos procesos dependen de grandes volúmenes de datos.
La información no estructurada es la conversación que se forma alrededor de estos datos. Es la factura del proveedor archivada, el informe de gastos, recibos, presentaciones, faxes, memos, correos electrónicos, redes sociales, videos, contratos y más. No es sistemática, es difícil de analizar y representa un asombroso 80% de los datos de la empresa en la actualidad.
Sin embargo, en la economía digital toda esta información fragmentada en múltiples sistemas es el activo más preciado. Hoy en día el valor de los datos no estructurados es determinante incluso para establecer los montos de inversión en ciberseguridad, y las pólizas de seguros por ataques cibernéticos. Una inadecuada valoración de esa información puede llevar a infravalorar el valor real de una empresa.
Para que el valor de la información no estructurada sea realizado, esa información debe ser localizada, administrada, compartida, protegida y comprendida. Y esto se logra si existe un sistema centralizado que facilite la conectividad entre los usuarios de esa información y la información desagregada.
Naturalmente este es un gran desafío, por la enorme cantidad de información generada y la ausencia de herramientas para procesarla de manera eficiente.
Es por ello por lo que debe haber un comienzo. Y en relación con las operaciones de derivados ese comienzo es por donde se inicia la relación con el cliente: los contratos y el proceso de vinculación.
El problema actual: la ausencia de liquidez de la información de los contratos
Las operaciones de derivados se documentan a través de contratos que en términos generales son bastante estándar. Pueden ser contratos ISDA o contratos locales que generalmente tienen una estructura similar a la del contrato ISDA. Y esa estructura es la de un Contrato Marco (ISDA Master agreement) estándar, un Suplemento (Schedule) y las Confirmaciones (Confirmations) de cada operación de derivados. Adicionalmente, los contratos de derivados suelen acompañarse (y más hoy en día como consecuencia de las exigencias regulatorias) de los contratos o anexos que definen las garantías, esto es, un CSA Local o Anexo de Respaldo Crediticio (Credit Support Annex).
El Contrato Marco es un contrato estandarizado y ampliamente aceptado en cada jurisdicción, por lo que la negociación inicial se centra en el Suplemento y en el CSA Local. Y una vez acordados los términos legales, cada una de las operaciones, con sus particularidades, se negocia generalmente de manera verbal (telefónica) o por chats a través de diferentes sistemas habilitados para ello, lo cual queda registrado a través de medios verificables, y en todo caso, de las Confirmaciones.
De esta manera, el Contrato Marco (Contrato y Suplemento) es el documento que rige todas las operaciones que realizan las partes durante toda la vigencia de su relación comercial. Con la particularidad de que pocas veces se renegocian los contratos, las cláusulas pactadas son Ley para las partes en cada una de las operaciones que celebren en lo sucesivo. Y estamos hablando de años de vigencia del contrato, de cientos y en varios casos, de miles de operaciones reguladas por el mismo contrato, independientemente del paso del tiempo.
El problema es que la regulación y el apetito de riesgo de las contrapartes cambia con el tiempo. Y por supuesto el volumen de contratos celebrados con múltiples partes por el banco (Sell-Side) o proveedor de cobertura hace que llegue un momento en el que el volumen de contratos es muy alto y la valiosa información contenida en ellos no es líquida. Se queda en un papel o en una imagen.
Ahora imagina buscar un dato de un contrato que requiera inmediata intervención entre miles o millones de páginas ¿Cuánto tiempo y dinero pierden los bancos encontrando esa información? ¿Cuánto riesgo asumen por el error humano de no identificar un dato, un contrato?
Los costos de esa iliquidez
Una de las características de las operaciones de derivados es que el riesgo que asumen las partes no es determinado ni en magnitud ni en dirección. Cuando un banco le otorga un crédito a una empresa, el banco sabe que él es el acreedor y la empresa el deudor, y sabe que el monto máximo a perder será el monto desembolsado. En las operaciones de derivados esos dos elementos son inciertos, el banco que vende un derivado puede resultar acreedor o deudor del comprador de protección, dependiendo del comportamiento del subyacente de la operación. Así mismo, el monto máximo a perder es incierto porque también depende de la evolución del precio del subyacente. Eso hace necesario que en los contratos de derivados se documenten con precisión las obligaciones de las partes y las garantías para mitigar tales riesgos.
Es por esto por lo que en los contratos se negocian diferentes cláusulas que tienen por finalidad precisamente mitigar esos riesgos. Incluso, para las operaciones de mayor volumen, o con los clientes que realizan operaciones con mayor frecuencia, el Contrato Marco se acompaña del anexo de crédito o CSA Local, instrumento en el cual se acuerda la forma como se mitigan riesgos a través de la entrega de garantías con la frecuencia, forma e instrumentos definidos en dicho anexo.
La información contenida en el Contrato Marco es entonces esencial para la correcta toma de decisiones sobre renovación de cupo, realización de determinadas operaciones, y en general, para administrar los riesgos de las operaciones cubiertas por el contrato.
Cuando esa información no es capturada mediante herramientas a las que pueda acceder cualquier área del banco que tenga a cargo decisiones en relación con esas operaciones (negocio, riesgos, legal, operaciones o cumplimiento), las decisiones que se adopten en relación con las operaciones de derivados se están tomando con la ausencia de datos fundamentales para ello.
Algunos ejemplos: ante el incumplimiento de un cliente, el banco debe analizar si procede o no la compensación, pero mientras se obtiene la información, y se emite el concepto, el cliente puede haber retirado recursos con los cuales habría podido realizarse la compensación. Los cambios regulatorios obligan a que los bancos incluyan determinada cláusula en sus contratos, y a los bancos les cuesta mucho tiempo y dinero encontrar exactamente los contratos que debe modificar entre cientos o miles de ellos. La forma de valorar el riesgo dentro de la entidad ha cambiado y, por lo mismo, los bancos necesitan cambiar los contratos en los que fueron más laxos con las garantías, pero no saben cuáles son estos contratos. Una fusión hace evidente que el banco objetivo requiere incluir en sus contratos de derivados alguna política corporativa o alguna norma de la nueva casa matriz, pero no le resulta fácil identificar con precisión cuáles de los contratos tiene que modificar. Hoy en día hay bancos que tienen firmadas cláusulas de arbitramento que no son aplicables al esquema vigente, pero no saben cuáles de sus contratos son los que deben modificar.
Todos estos problemas pueden superarse con una solución como la que ContratoMarco.com le ofrece al mercado.
#HagamosloSimple ¿Cómo crees que podríamos hacer más fácil tu trabajo haciendo más liquida la información de los contratos de derivados? Comenta a continuación o escríbeme a juan@contratomarco.co
[1] The Financial Brand “Top 10 Retail Banking Trends and Predictions for 2018” https://thefinancialbrand.com/69180/2018-top-banking-trends-predictions-outlook-digital-fintech-data-ai-cx-payments-tech/all/?smedia-twt-ambsu Consultado el 10 de febrero de 2018
[2] ISDA http://isda.derivativiews.org/2017/10/17/a-first-step-towards-the-future/ consultado el 9 de febrero de 2018